La terapia física es fundamental para la recuperación en ortopedia, ya que ayuda a restaurar la movilidad, reducir el dolor y mejorar la funcionalidad. Tras una lesión o cirugía, los fisioterapeutas diseñan programas de ejercicios personalizados que incluyen fortalecimiento muscular, estiramientos y técnicas para mejorar el equilibrio. Esta terapia es clave para evitar recaídas y asegurar que los pacientes recuperen su autonomía de manera segura. La constancia y el seguimiento adecuado permiten una recuperación óptima y el retorno a la actividad diaria.
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